El Cristo Negro y la flor de carmesí en Cusco
Si hablamos de religión en Cusco (y en todo el Perú), las creencias traídas por los conquistadores españoles se mezclan con las andinas de la época prehispánica, creando una religión llena de misticismo. Un ejemplo de ello es la historia del Cristo Negro y la Flor de Carmesí, una leyenda que se esconde nada más y nada menos que en la Catedral de la Plaza de Armas de Cusco.
Sigue leyendo y conoce todos los detalles de una de las historias más emblemáticas de la Ciudad Imperial. ¡Querrás desplazarte a Cusco ahora mismo!
El Señor de los Temblores o Cristo Negro, una de las mayores procesiones de Cusco
El Señor de los Temblores, Cristo Negro o Taitacha de los Temblores es una imagen de Cristo crucificado fue creada en Cusco alrededor de 1620, copia de una obra mandada a construir por el rey Felipe II de España, que tenía como destino la Ciudad Imperial pero que se quedó en el camino, en la provincia de Mollepata.
Su color no es casual: los conquistadores españoles tenían la misión de evangelizar a toda la población de América, y para que se sintieran más identificados con la imagen de Jesús crucificado, crearon este cristo, de color oscuro y con rasgos indígenas.
El Cristo Negro ocupaba un espacio poco llamativo en la Basílica Catedral de Cusco y por ese entonces se le conocía como el Señor de la Buena Muerte. Pero el 31 de marzo de 1650 todo cambió para el Taitacha de los Temblores. Ese día, tras un fuerte terremoto que acabó con la vida de más de 5,000 personas, los fieles cusqueños sacaron en procesión a este cristo y, según cuenta la historia, en ese momento pararon las réplicas o temblores. Así, el Señor de los Temblores fue bautizado con su nuevo nombre.
Además, se cuenta que el ya Señor de los Temblores también fue el encargado de acabar con la epidemia de peste que azotó Cusco en 1720, por lo que se le nombró como Patrón Jurado del Cusco, desplazando al Patrón Santiago.
Así, desde 1650 hasta 1741, el Cristo Negro fue el protagonista de una gran procesión que se realizaba anualmente en la Ciudad Imperial. Sin embargo, desde 1741 hasta la actualidad esa misma procesión se realiza el Lunes Santo, día que da comienzo a la Semana Santa. Así que, si piensas viajar a Cusco durante esta fecha, ¡no te puedes perder este evento de gran sincretismo religioso!
La flor de carmesí, la gran compañera del Cristo Negro
No podemos hablar del Cristo Negro de Cusco sin mencionar a su gran compañera: la flor de carmesí. El ñucchu es una flor oriunda de esta región de nuestro país que crece en las alturas durante la temporada de lluvias (de noviembre a abril) y que cuenta con un intenso color rojo carmesí.
Algunos de los cusqueños más devotos se desplazan hasta Sacsayhuamán o Poroy antes de la procesión y aquí recogen una gran cantidad de ñucchu para llevarla hasta Cusco, donde será utilizado en la salida del cristo.
Durante la procesión del Lunes Santo, la corona del Cristo Negro se encuentra adornada con esta flor y los fieles que acompañan al Señor de los Temblores lanzan puñados de ñucchu a su paso.
Según cuentan religiosos de la zona, se eligió a la flor de carmesí como compañera del Cristo negro debido a que en su centro tiene forma de cruz, lo que representa la pasión de Jesucristo. Además, el color rojo está relacionado con la sangre derramada por el Señor como amor a sus fieles.
Ver al Cristo Negro paseando por las calles de Cusco, acompañado por sus devotos y por una lluvia de flores de carmesí, deja preciosas imágenes año tras año. Por lo que, seas o no creyente, si tienes la suerte de estar de viaje en la Ciudad Imperial durante estas fechas, no lo dudes y sé parte de esta procesión, que refleja al máximo la mezcla de las tradiciones cristianas y andinas de la sociedad cusqueña.
Y si quieres disfrutar de una fiesta como esta pero no vas a estar en Cusco durante Semana Santa, aquí te dejamos un artículo con cinco fiestas que tienes que ver y vivir en esta ciudad. ¡Elige la que más te guste y ven a visitarnos!